Hoy hace frio y me cuesta salir a mi tejado, pero quería ver algo que año tras año se repite. Calles llenas de bombillas de colores, pequeños muñecos vestidos de rojo colgando de balcones y ventanas, carteles que nos incitan a comprar y gastar sin control,... comida, juguetes, regalos, o simplemente comprar por comprar.
Cenas de familia, con los amigos, reuniones donde se mide la importancia de las mismas por el número de platos y su contenido, dispuestos en la mesa con manteles especiales. Antiguamente se medía la importancia de estas especiales asambleas por el número y la calidad de las personas que se reunían sin darle más repercusión a cosas tan banales como la cantidad de comida, el mantel o la decoración.
La Navidad debe mantenerse viva, para recordar lo que sucedío hace dos mil años. Para los creyentes debe ser lo verdaderamente importante.
La Navidad debe florecer cada año por y para los niños; sus ojos iluminados al ver las luces que decoran nuestras calles, la espera del día de Reyes o ultimamente el día que nos vendieron los americanos. Ellos son la vida de la Navidad, los niños, como aquel que nació en un pesebre, sin decoraciones, sin manteles, sin turrones ni grandes ágapes.
Seamos pobres, humildes en nuestro espíritu y vivamos estas fechas con la singularidad de lo que en verdad tiene valor para nosotros, la Alegría y el Amor a los demás, y transmitamos estos sentimientos a todos y cada uno de los días del resto del Año.
De todas maneras, desde aquí y para todos los que leáis esto, mis mejores deseos para estas fechas y todo lo mejor para el año que en breve comenzará.
jueves, 16 de diciembre de 2010
martes, 14 de diciembre de 2010
Cicatrices,...
Hoy veo gente, paseando, sentados, pensando,... hace frío y van abrigados. Ocultan sus cicatrices, heridas que se abren en el tiempo para recordar viejas guerras. Cicatrices que se confunden en nuestro cuerpo con las arrugas del tiempo para curtir nuestra piel y hacerla cada vez más fuerte ante esas desavenencias que nos tiene preparadas el día a día.
Nuestra piel se curte, pero nuestra alma no. Nuestras heridas se curan, dejan de sangrar y cicatrizan para cerrar el daño que nos hicimos, pero las que están en nuestra alma no cicatrizan, no dejan de sangrar y nunca curan.
Además una nueva herida es más dañina porque se produce sobre la anterior.
Curemos nuestras heridas con el amor a los demás. Cerremóslas para que nunca vuelvan a sangrar y que las postillas del pasado no hieran más nuestra piel. Olvidemos,... que somos frágiles y débiles y vivamos la vida sin pensar en el pasado,...
Nuestra piel se curte, pero nuestra alma no. Nuestras heridas se curan, dejan de sangrar y cicatrizan para cerrar el daño que nos hicimos, pero las que están en nuestra alma no cicatrizan, no dejan de sangrar y nunca curan.
Además una nueva herida es más dañina porque se produce sobre la anterior.
Curemos nuestras heridas con el amor a los demás. Cerremóslas para que nunca vuelvan a sangrar y que las postillas del pasado no hieran más nuestra piel. Olvidemos,... que somos frágiles y débiles y vivamos la vida sin pensar en el pasado,...
lunes, 29 de noviembre de 2010
Personas,... Máquinas,...
Desde mi tejado, hoy me fijé en las personas, gente que deambula por el mundo, gente con sus miedos, con sus inquietudes. Temores por lo desconocido, o también por lo conocido. Con sus defectos, sus complejos escondidos o que tratan de esconder. Nos conocen o no nos conocen. Siempre la gente ve más allá de lo que creen que vemos.
Complejos, dudas, miedos, defectos. Al fin y al cabo somos máquinas. Máquinas imperfectas, con defectos de fabricación o malfuncionamientos creados por nosotros mismos por el desgaste de la vida, por el roce del ir y venir por nuestros caminos. Roces que desgastan nuestra máquinaria y que, con el paso de los años, hacen que nuestros rodamientos cogan holgura y los engranajes a veces se queden atascados.
Ideas y memorias que no encajan y que se convierten en defectos y complejos que nos hacen aún más complejos hacia los demás; al fin y al cabo somos máquinas,...
Complejos, dudas, miedos, defectos. Al fin y al cabo somos máquinas. Máquinas imperfectas, con defectos de fabricación o malfuncionamientos creados por nosotros mismos por el desgaste de la vida, por el roce del ir y venir por nuestros caminos. Roces que desgastan nuestra máquinaria y que, con el paso de los años, hacen que nuestros rodamientos cogan holgura y los engranajes a veces se queden atascados.
Ideas y memorias que no encajan y que se convierten en defectos y complejos que nos hacen aún más complejos hacia los demás; al fin y al cabo somos máquinas,...
viernes, 26 de noviembre de 2010
Ola de frio,...
No, no me refiero a la climatológica, si no a la que tenemos hace tiempo, en forma de crisis, de guerras, de hambre. De todos esos tópicos que nos hemos echado a la mochila de la vida y nos hemos acostumbrado a vivir con ellos.
Nieva, pero en los corazones de todos los hombres. Copos de nieve, fríos, húmedos y escurridizos que están haciendo que nuestras almas se llenen de moho, de tristeza y falta de ambiciones e ilusiones, por la falta de calor entre las personas.
Frio que nos encoge y nos encierra en nosotros mismos y provoca que esa ola de frío se enmarañe como una gran tela de araña y nos atrofie, nos quede petrificados y no deja que luchemos, que andemos para ir en busca de ese rayo de sol que nos caliente y deshaga la nieve que cubre nuestros corazones,...
Nieva, pero en los corazones de todos los hombres. Copos de nieve, fríos, húmedos y escurridizos que están haciendo que nuestras almas se llenen de moho, de tristeza y falta de ambiciones e ilusiones, por la falta de calor entre las personas.
Frio que nos encoge y nos encierra en nosotros mismos y provoca que esa ola de frío se enmarañe como una gran tela de araña y nos atrofie, nos quede petrificados y no deja que luchemos, que andemos para ir en busca de ese rayo de sol que nos caliente y deshaga la nieve que cubre nuestros corazones,...
jueves, 25 de noviembre de 2010
Tiempo de otoño,...
Sentado en mi tejado, veo a lo lejos, fuera del pueblo, a través de los tejados, cómo la niebla dá de la mano a los olivos. Como una sábana abriga los caminos y crea una cortina de tul en la ventana del paisaje.
Más cerca, en el pueblo mismo, la gente camina, en sus mundos, en sus preocupaciones, en sus sentimientos, cruzando de vez en cuando la mirada con la de otro mundo que se acerca. Quizás se digan un adiós, son conocidos, aunque sea de vista.
Cada uno en su mundo; mundos diferentes pero no tan distintos, al fin y al cabo todos somos animales de la misma especie.
Lejos, en otro mundo, tambien hay gente que caminan sorteando los charcos, evitando las hojas mojadas por el rocio de la noche.
Es tiempo de otoño,...
Más cerca, en el pueblo mismo, la gente camina, en sus mundos, en sus preocupaciones, en sus sentimientos, cruzando de vez en cuando la mirada con la de otro mundo que se acerca. Quizás se digan un adiós, son conocidos, aunque sea de vista.
Cada uno en su mundo; mundos diferentes pero no tan distintos, al fin y al cabo todos somos animales de la misma especie.
Lejos, en otro mundo, tambien hay gente que caminan sorteando los charcos, evitando las hojas mojadas por el rocio de la noche.
Es tiempo de otoño,...
Lo verdaderamente importante,...
En un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz.
Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía.
Oyéndo ...le el niño se alarmó y miró nadando hacia su mamá.
Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos, justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas.
La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón.
El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada
y su amor no la abandonaba.
Un señor que escuchó los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola
y mató al cocodrilo.
El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún pudo
llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó
al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas.
El niño levanto la colcha y se las mostró.
Pero entonces, con gran orgullo se remango las mangas y dijo:
“Pero las que usted debe de ver son estas”.
Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza.
“Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida”.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Amar es,...
Hablar sin palabras,
Entender sin escuchar,
Reir sin sonreir,
Soñar sin sueños,
Ir sin moverte,
Ser sin estar,
Ver sin mirar,
Sentir sin tocar,
Llorar sin lágrimas,
Entrar sin abrir,...
Porque contigo,...
Hablo, entiendo, rio, sueño, estoy, soy, veo, lloro y siento
cuando no te tengo,...
Dedicado a la persona que siempre ha estado ahí, a mi lado,...
martes, 23 de noviembre de 2010
DE ARCILLA Y OCRE
Hoy no me sentaré en mi tejado. Las tejas están mojadas y resbaladizas. Llueve. Pero lo cambiaré por algo igual de agradable. Mi chimenea está encendida y el olor a madera calcinada impregna el ambiente. Me gusta mirar por la ventana a través de los cristales empañados. Fuera, mojados, llenos de pequeñas lupas de agua que me hacen ver el mundo ampliado y deforme. Quizás ya esté así y no me hagan falta las gotas de agua para verlo así, pero a mi me gusta pensar que es por culpa de ellas, de las gotas y que sin ellas el mundo es perfecto.
Allá, donde termina el pueblo, donde deja de haber tejados y casas, y gente, y calles, el ocre color de las hojas de las viñas empapadas se confunden con el arcilloso tono de la tierra. Tierra empapada, embarrada que hoy no pisaran las botas desgastadas de los hombres del campo. Tierra rasgada por regueros de agua que la arañan suavemente para dejarle llena de cicatrices. Hendiduras a las que se acercaran los gorriones a beber, cuando a la tarde el sol después de librar una batalla de colores con las nubes les triunfe y yo de nuevo pueda volver a sentarme en mi tejado,...
Allá, donde termina el pueblo, donde deja de haber tejados y casas, y gente, y calles, el ocre color de las hojas de las viñas empapadas se confunden con el arcilloso tono de la tierra. Tierra empapada, embarrada que hoy no pisaran las botas desgastadas de los hombres del campo. Tierra rasgada por regueros de agua que la arañan suavemente para dejarle llena de cicatrices. Hendiduras a las que se acercaran los gorriones a beber, cuando a la tarde el sol después de librar una batalla de colores con las nubes les triunfe y yo de nuevo pueda volver a sentarme en mi tejado,...
lunes, 22 de noviembre de 2010
Lo que se sabe sentir, se sabe decir.
Hoy las tejas de mi tejado están frías. Están húmedas, mojadas por el rocío de la noche. La niebla casi no me deja ver las antenas más cercanas, las casas donde las luces empiezan a encenderse y dar comienzo a un día más o un día menos, según se mire.
Quiero ver más allá y que el sol cegara mis ojos, pero dicen que hay crisis, y pienso que hasta para eso, es una invención. ¿De verdad somos manipulados?. ¿Nos enseñan lo que quieren que veamos y nos ocultan lo que no quiere que veamos?.
Esta mañana, la prensa está llena de noticias oscuras, como siempre; el brote de cólera de Haití, el problema de Marruecos con el Sáhara, y tantas y tantas cosas que nos afectan de una u otra manera.
Como decía alguien, hay cuatro cosas que no pueden permanecer ocultas durante mucho tiempo: la sabiduría, la necedad, la riqueza y la pobreza,...
Quiero ver más allá y que el sol cegara mis ojos, pero dicen que hay crisis, y pienso que hasta para eso, es una invención. ¿De verdad somos manipulados?. ¿Nos enseñan lo que quieren que veamos y nos ocultan lo que no quiere que veamos?.
Esta mañana, la prensa está llena de noticias oscuras, como siempre; el brote de cólera de Haití, el problema de Marruecos con el Sáhara, y tantas y tantas cosas que nos afectan de una u otra manera.
Como decía alguien, hay cuatro cosas que no pueden permanecer ocultas durante mucho tiempo: la sabiduría, la necedad, la riqueza y la pobreza,...
viernes, 19 de noviembre de 2010
Bienvenida
Siempre quise tener un blog, mi blog. Muchas veces me puse a hacerlo, pero me faltaba algo; quizás un buen título, algo que me inspirara que vosotros, mis amigos o cualquiera, se sintiera atraido para leer y escribir en él. Al fin y al cabo, esto sirve para ello, para que la gente exprese lo que hay en su interior y compartirlo con otros, pero también debe ser un sitio donde uno se sienta cómodo.
Hoy por fín me decidí a crearlo y puedo deciros que ya tengo un blog, una cajita en el espacio virtual de la tela de araña más grande del mundo, donde compartiré con todos vosotros mis pensamientos, mis sentimientos, algunas imágenes y todo aquello que encuentre, que crea que pueda ser interesante.
¿Por qué este título?, quizás porque en ciertos momentos de mi vida haya deseado o haya pensado que me encontraba sentado en un tejado, aislado de todos y de todo pero formando parte de ese todo que es el mundo. Es como querer no estar sin haberte ido.
Salir por el ventanuco del desván y sentirte inmenso en las alturas y al mismo tiempo tan diminuto comparado con lo que se extiende ante tu vista. Tejados, casas, azoteas con sábanas al sol, ventanas y sobre todo ello el cielo.
Ventanas cerradas, ocultando sus más recónditos secretos; otras abiertas, escupiendo al mundo lo que no queremos, enseñando al mundo lo que queremos que vean. Luces encendidas de flexos de estudiantes, visillos que ocultan el cuerpo semidesnudo de una mujer.
Y yo mirando desde mi tejado.
Siento el frio de las tejas, llenas de musgo, con sus ondulaciones, que a veces resultan incómodas, pero que otras piensas que es el lugar más cómodo donde una persona puede estar en compañia de sus sentimientos, de esos pensamientos, de algunos recuerdos y de algunos sueños.
Si te apetece, puedes sentarte, junto a mi, en mi tejado,...
Hoy por fín me decidí a crearlo y puedo deciros que ya tengo un blog, una cajita en el espacio virtual de la tela de araña más grande del mundo, donde compartiré con todos vosotros mis pensamientos, mis sentimientos, algunas imágenes y todo aquello que encuentre, que crea que pueda ser interesante.
¿Por qué este título?, quizás porque en ciertos momentos de mi vida haya deseado o haya pensado que me encontraba sentado en un tejado, aislado de todos y de todo pero formando parte de ese todo que es el mundo. Es como querer no estar sin haberte ido.
Salir por el ventanuco del desván y sentirte inmenso en las alturas y al mismo tiempo tan diminuto comparado con lo que se extiende ante tu vista. Tejados, casas, azoteas con sábanas al sol, ventanas y sobre todo ello el cielo.
Ventanas cerradas, ocultando sus más recónditos secretos; otras abiertas, escupiendo al mundo lo que no queremos, enseñando al mundo lo que queremos que vean. Luces encendidas de flexos de estudiantes, visillos que ocultan el cuerpo semidesnudo de una mujer.
Y yo mirando desde mi tejado.
Siento el frio de las tejas, llenas de musgo, con sus ondulaciones, que a veces resultan incómodas, pero que otras piensas que es el lugar más cómodo donde una persona puede estar en compañia de sus sentimientos, de esos pensamientos, de algunos recuerdos y de algunos sueños.
Si te apetece, puedes sentarte, junto a mi, en mi tejado,...
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