jueves, 16 de diciembre de 2010

¿NAVIDAD?

Hoy hace frio y me cuesta salir a mi tejado, pero quería ver algo que año tras año se repite. Calles llenas de bombillas de colores, pequeños muñecos vestidos de rojo colgando de balcones y ventanas, carteles que nos incitan a comprar y gastar sin control,... comida, juguetes, regalos, o simplemente comprar por comprar.
Cenas de familia, con los amigos, reuniones donde se mide la importancia de las mismas por el número de platos y su contenido, dispuestos en la mesa con manteles especiales. Antiguamente se medía la importancia de estas especiales asambleas por el número y la calidad de las personas que se reunían sin darle más repercusión a cosas tan banales como la cantidad de comida, el mantel o la decoración.
La Navidad debe mantenerse viva, para recordar lo que sucedío hace dos mil años. Para los creyentes debe ser lo verdaderamente importante.
La Navidad debe florecer cada año por y para los niños; sus ojos iluminados al ver las luces que decoran nuestras calles, la espera del día de Reyes o ultimamente el día que nos vendieron los americanos. Ellos son la vida de la Navidad, los niños, como aquel que nació en un pesebre, sin decoraciones, sin manteles, sin turrones ni grandes ágapes.
Seamos pobres, humildes en nuestro espíritu y vivamos estas fechas con la singularidad de lo que en verdad tiene valor para nosotros, la Alegría y el Amor a los demás, y transmitamos estos sentimientos a todos y cada uno de los días del resto del Año.
De todas maneras, desde aquí y para todos los que leáis esto, mis mejores deseos para estas fechas y todo lo mejor para el año que en breve comenzará.

martes, 14 de diciembre de 2010

Cicatrices,...

Hoy veo gente, paseando, sentados, pensando,... hace frío y van abrigados. Ocultan sus cicatrices, heridas que se abren en el tiempo para recordar viejas guerras. Cicatrices que se confunden en nuestro cuerpo con las arrugas del tiempo para curtir nuestra piel y hacerla cada vez más fuerte ante esas desavenencias que nos tiene preparadas el día a día.
Nuestra piel se curte, pero nuestra alma no. Nuestras heridas se curan, dejan de sangrar y cicatrizan para cerrar el daño que nos hicimos, pero las que están en nuestra alma no cicatrizan, no dejan de sangrar y nunca curan.
Además una nueva herida es más dañina porque se produce sobre la anterior.
Curemos nuestras heridas con el amor a los demás. Cerremóslas para que nunca vuelvan a sangrar y que las postillas del pasado no hieran más nuestra piel. Olvidemos,... que somos frágiles y débiles y vivamos la vida sin pensar en el pasado,...